Me fui a la aventura a estudiar Medicina en Budapest
Sara Sánchez García, oscense de 20 años, tenía una cosa clara: quería estudiar Medicina, en España o donde fuera. Y el destino resultó ser Budapest. Llegó allí en agosto de 2010, le gusta la carrera y la ciudad. En el futuro no sabe si volver a España, seguir estudiando en Hungría, en otra ciudad europea o en EE. UU.
«Vine a Budapest por dos razones: quería estudiar Medicina en inglés y porque entrar en la universidad en España era un poco complicado. Busqué con mis padres por internet opciones para estudiar en Europa, a través de la web estudiosmedicina.com. Me gustó la información de Hungría, hice un examen en la embajada en Madrid y me aceptaron en tres universidades. Me decidí por la Facultad de Budapest por el hecho de estar en la capital», cuenta.
Y el 17 de agosto de 2010 aterrizó en la capital húngara. «Vine a Budapest sin conocer la ciudad, ni el idioma, ni a mis futuros compañeros españoles, sin haber leído una guía de viajes, ni haber mirado nada más que dónde se localizaba la universidad y mi piso… ¡a la aventura! Tengo un buen nivel de inglés (ahora lo he mejorado) y eso fue lo que me salvó», cuenta.
Barreras
Los primeros meses fueron difíciles, con el cambio de una ciudad pequeña a una grande, por el hecho de estar alejada de su familia y amigos, y con la barrera del idioma. «Aquí la gente apenas habla inglés. Es muy difícil encontrar a alguien con un nivel medio-alto. Por eso cuesta tanto abrir una cuenta bancaria, contratar el móvil e internet o los trámites del piso», señala.
Ahora está muy integrada en la universidad y en la ciudad. «En la universidad estudiamos alumnos de todo el mundo, entre ellos bastantes españoles. Las clases son en inglés y también nos enseñan húngaro para el día a día y para las prácticas en los hospitales. La ciudad tiene mucha vida estudiantil. Budapest es una ciudad preciosa, con un gran patrimonio arquitectónico e histórico. La vida es más barata que en España. El transporte público es especialmente barato para los estudiantes. El abono mensual cuesta 13 euros y sirve para viajar en metro, tranvía, autobús y trolebús», cuenta.
«De Huesca echo de menos pasar tiempo con mis amigos y mi familia, y mi pueblo, Ayerbe. Voy a Huesca tres o cuatro veces año año. Y cuando vuelvo a Budapest, me traigo kilos de comida: jamón serrano, queso, longaniza, torta de anís…, por lo que culinariamente no me siento muy lejos», comenta.
De momento planea seguir estudiando en Budapest al menos un curso más, y después tiene varias opciones de futuro. «No sé si hacer el sexto curso en España o en Europa. Después me gustaría hacer el MIR en España o su equivalente en EE.UU.: el USMLE (United States Medical Licensing Examination). De lo que estoy segura es de que no creo que me quede en Hungría a trabajar, puesto que no tengo conocimientos de húngaro suficientes como para un futuro trabajo de médico. Creo que tener otra opción al MIR es una gran ventaja para mi futuro», afirma.
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